jueves, 29 de enero de 2015

Quien va a odiarte

Ese el juego, ignorar la dicha de nuestro encuentro,  no dar importancia a quien cambiara la vida,  a quien tomara la felicidad para adornarla con sufrimiento y viceversa, así lo haremos, ya que tememos amar tanto que perder la vida sea un pretexto para honrarnos y  deseamos tanto un momento importante en la vida, que buscamos dañarnos.

No viviremos el desprecio de nuestro gesto, ni escucharemos las melodías entonadas por nuestra filosas lenguas; quedara en nuestra charlas imaginarias lo que en símbolos gritamos a los sueños. Me decepcionarías, caerías de mi pedestal por tu mundanalidad, pasa siempre con lo que se idealiza como un dios; no soy un ser soberbio, te fastidiaras también. Recuerdo que la primera vez que te mire, me pareciste un ser repugnante y para justificar mi interés te compare con el arte, fue tanta la vergüenza que sentía por interesarme en ti, más que en los demás, que  escribía en secreto - Ese ser cadente de virtudes, es el mal, el mal mismo - esa secuencia repetitiva que repetía para convencerme que eres un mal.


Lo hacemos bien, lo hacemos bien, nos vamos alejando, llorare en silencio rompiendo el pacto para observar como te alejas, deambulando va quien amo, voy separándome, nos estamos alejando.

Quien va a amarse.

 Cuando deambulo por las calles, aunque intente detenerlo termino observando a las personas, cuestionándome  ¿Qué serán se sus vidas? Tal vez a falta de una propia, o posiblemente viviendo muchas y en la caza de otras que agregar.  Sonrió,  es imposible no hacerlo, con esas respuestas, en ocasiones llego a la conclusión que soy mi propio payaso.
Las caras desconocidas son interesantes, pero las conversación con extraños, llegan a ser tan aburridas que termino disfrutando solo de lo que mi moralidad e inmoralidad pugnan. La costumbre es sencilla, salir al parque y deambular, sumergiéndome en la irrealidad de las vidas ajenas, descifrar los rostros y sus vicios, de eso trata el juego. De pronto un rostro conocido, una anatomía ósea familiar, ¿descifrable? Más que eso, aburridamente predecible.
-          Mantén la calma humano, solo sigue otro rumbo, cambia la dirección de tu paseo.
-          ¿Pero… y si ya me vio?...
-          Entonces toma una hoja de las que llevas en la bolsa del pantalón y disimula leerla, como si no le observaras.
-          ¿Pero me hablara?...
-          ¡Rápido! Toma los audífonos.
-          Los estoy buscando…
-          ¡Maldita seas! Esta enfrente, el gusto culmino.
-          Demonios, necesitamos una maniobra de escape para estos casos.
-          Y también buen humano, aprender a manejar la ansiedad ante la posible pérdida.
Entonces se encuentra observándome con una sonrisa y un gesto de saludo, el cual por cordialidad respondo, al fin, jamás me he jactado de ser descortés. Será una conversación corta, incluso solo el saludo de buenas noches, incluso solo quedara en el gesto de reconocimiento, pero para mi desgracia, siempre, ante el encuentro con un conocido, terminamos igual, en una inmensa charla sobre su vida.
Pero esa persona en especial me perturba, ese ente me molesta, simplemente no puedo.  Le miro y encuentro su rostro tan familiar que me perturba, me cansa su existencia, la manera en que el cerebro se sobre esfuerza en justificar cada una de las estupideces que llega a decir, simplemente no sé qué hacer con su vida y caigo en pensamientos primitivos por  la desesperación, anhelando simplemente  arrojarlo en el vacío. ¡Maldita sea! De todas las personas conocidas o desconocidas que tenía que tocarme ese ser, a quien tanto amo.
Es tan reconocible su imagen,  le miro todas las mañanas en el espejo, me enferma verle. Llevamos años así, no recuerdo el inicio pero  anhelo que llegue el final;  tengo el buen hábito de no tener memoria de las fechas conmemorativas de las tragedias, por desgracia el sí, y una vez al año al despertarme y acercarme a ver como el tiempo va lacerado la piel, se deja ver  con su sonrisa absurda, gritando ¡Feliz cumpleaños! ¿Por qué le amo? ¿Acaso no se ama lo que se tolera tanto? ¿No se ama lo que se perdona tanto? Se debe amar lo que se parece a nosotros, es un deber, es un mandato, es nuestra responsabilidad como seres evolucionados, amar lo que es uno por encima de lo que no es nosotros,  ya que quien…
Cuando deambulo por las calles, aunque intente detenerlo termino pensando en esa persona, cuestionándome  ¿Qué será de su vida? Tal vez a falta de actividad, o posiblemente teniendo muchas y en la caza de otras que agregar.  Sonrió,  es imposible no hacerlo, con esas respuestas, en ocasiones llego a la conclusión de que soy tan banal y estúpido que me avergüenza mi mundana existencia.
Las caras desconocías son repugnantes y la conversaciones, si la suerte está mi favor logran la inexistencia. En mi cabeza solo se reproduce continuamente la plática de la mañana, la persona que más conozco es la única que me interesa los demás pueden ahogarse en el pavimento. La rutina es sencilla, evito salir para no toparme con el mundo y cuando lo hago no miro a nadie, observó  aquello que puede ser similar, pero al final, siempre inmensamente diferentes. De pronto la fortuna y su rostro, se ve feliz, debo correr a su lado, le diré que ese saco le queda de maravilla y que el clima es fantástico aunque odie la humedad que excesivamente hoy se deja percibir. ¿No me miras? No,  no quieres saludarme, sé que me detesta, entiendo que me aborreces. Ya es tarde, te encontré, ese es el juego, tú corres y yo te someto, no soy tan predecible, no como tú lo eres. Sonrió a tu dirección acompañándolo de una sacudida de mano, ya me captaste, no eres bueno para ocultar esa mueca de desagrado, la disfruto, es como obtener  puntos por una buena técnica. Regresas el saludo y caminamos lentamente al encuentro, tu imagen me encanta, me fascina, atrapa todo los pensamientos que se pueden producir en mí, es lo único que aprecio de esa existencia tan absurda, esos ojos profundos, los labios diminutos,  esa  gesto de desdén,  el mundo piensa que vives enojado con él, pero no entienden que fue la genética la que te dio esas facciones, tu imagen es mi dicha, pero tus palabras, son tan insípidas que dan nauseas.
¿Cuánto llevamos así? Años, pero no sabíamos de nuestras existencias hasta que nos miramos a los nueve meses;  recuerdo todo, pero con excesivo gusto, como me imploras no  desaparezca  de tu vida, cuando la decadencia te alcanza y logras reconocer el mediocre ente que eres. De todas las personas conocidas o desconocidas eres a quien siempre deseo toparme, a quien tanto amo.  ¿Por qué te amo? ¿Acaso no se ama lo que se desprecia? ¿No se ama lo que se destroza? Se debe amar lo que no se parece a nosotros, es un deber, es un mandato, es nuestra responsabilidad como seres evolucionados, amar lo que no es uno por encima de que es como nosotros, ya que quien…






Ya juntos se observaron, sonrieron y comentaron el desarrollo de sus actividades en ese día, compraron algo dulce que disfrutar camino a casa y se amaron, ya que quien va amarse más que yo.


martes, 27 de enero de 2015

Indiferencia.

Recuerdo cuando escribía como loco, sobre el encanto de su piel desnuda, como en esos momentos perdía todo contacto con el tiempo y la realidad. Era la imagen de su hombro descubierto, una postal la cual deseaba escribir detrás de ella mientras me permitiera besar el borde de su existencia con el mundo. Así de insistente fue mi deseo, aun lo recuerdo, pero ya no lo siento.

Me harte del deseo, me fastidie de ese amor, la gente se angustia por no ser correspondida, se les olvida no tener el control del anhelo ajeno y esa necesidad de poder sofoca, matando todo romance, lo convierte en farsa o una comedia de mal gusto, grosera y vulgar.

Asi acaba todo anhelo, con la temida indiferencia, con no desear esconderse en el borde se su clavícula, que su caminar por el mundo se convierta en una noticia muda y sobre todo llamándole por su nombre a los conocidos, ya que no se guarda mas secreto, no es más un misterio.